Friday, January 27, 2023

La asombrosa figura del representante Mitchell

Arthur Wergs Mitchell, Sr.
La relación del negro norteamericano con la tradición liberal parece contradictoria, en su naturaleza histórica; pero en su desarrollo peculiar, dado el carácter ideológico de esta tradición, evolucionado desde la tradición terrateniente. En ese sentido, es erróneo entender a las tradiciones como entidades definidas, indiferentes a la estructura general de la cultura; ya que su participación en esta es siempre funcional, en relación complementaria y proporcional con su fuerza opuesta.

En el caso norteamericano, hay que partir de su subestructura política como de clase; en el mismo sentido de especialización profesional  que el cortesano moderno, en el que se corrompe el aristócrata tradicional. Así, la clase política provee funcionarios públicos, intercambiables entre los dos partidos complementarios; que surgen a su vez uno del otro, no por oposición externa sino por fractura interna, como un caso de división celular.

En este sentido, el Partido Demócrata es un desprendimiento conservador del partido Demócrata Republicano; pero este conservadurismo suyo es funcional, y político, relativo al de su complemento republicano. Esa relación es más compleja que la oposición directa, porque responde a los cambios de la revolución industrial; que desde del siglo XIX, consisten en un proceso de industrialización, derivando el republicanismo en un partido burgués; mientras la vertiente conservadora tradicional, deviene en arcaica, por su modo de producción en el corporativismo feudal, no subordinado a la centralidad política del estado.

Eso todavía es una relación directa y complementaria, que sin embargo excluye un alto segmento poblacional; en la clase obrera, de mayoría blanca, y el campesinado pobre que termina por integrarla, al emigrar a la ciudad. Esa clase obrera se alimentará también de la emigración blanca, tan pobre como ese campesinado que emigra a la ciudad; y que en competencia salarial con los negros emancipados, hará un capítulo importante del problema racial.

Ver en Kindle
Sería en este sector entonces que se alimente el liberalismo tradicional, tanto como la clase terrateniente; al oponerse a la burguesía industrial urbana, por sus respectivos y contradictorios intereses económicos. El paisaje político es así todo menos simple, reproduciendo el estado caótico de toda realidad en lo social; y entre cuyas determinaciones agrupa los diversos intereses políticos, con desarrollos siempre particulares.

Ese es el caso de la integración del negro, en el desarrollo general del New Deal del presidente Roosevelt; no como un proceso de carácter popular sino populista, derivado de la hiper especialización de la clase política. Es aquí donde surge la figura asombrosa del representante Arthur Wergs Mitchell Sr, como la bisagra que posibilita el fenómeno; y que es doblemente emblemático, porque se trata a la vez de un caso de pragmatismo y oportunismo político.

Trabado por la maquinaria tradicional republicana, Mitchell decide probar fortuna con el partido demócrata; su decisión no es ideológica, pero su pragmatismo tampoco es egoísta en el individualismo, sino de clase. El representante Mitchell sobrepone el orgullo racial al acomodamiento republicano, comprometiendo su lealtad; apostando por el populismo liberal, que le ofrece dividendos concretos para el desarrollo de la raza en general.

Ver en Kindle
Eso es importante, porque aún reconoce que el negro tiene la peor condición de clase en los Estados Unidos; ya que en tanto el modelo populista de Roosevelt se interesaba en los estratos inferiores, también beneficiaría a los negros. El modelo político que sostiene esta estrategia en el asistencialismo puede ser cuestionable, pero eso es sólo un criterio; lo importante sería el desarrollo que impulsa, contrarrestando la debilidad circunstancial del presidente respecto a la raza negra.

El respaldo negro a Roosevelt se había debilitado, por las concesiones que tiene que hacer a la violencia segregacionista; encabezada por el Partido demócrata como obrero, en la competencia salarial de los blancos con los negros. El hecho puede ser cuestionable, comprometiendo directamente la lealtad tradicional del negro al partido republicano; pero le concede a este más valor político, condicionando su participación y apoyo a las ventajas concretas que pueda obtener.

Después de todo, así es como funciona la política, y parámetros morales como el Bien y la lealtad son individuales; y justo por su función referencial no deberían poseer valor moral, para que no solapen el paternalismo político. Una lealtad por principios del negro a un partido cualquiera —no sólo al demócrata— sería patrocinadora, también por principio; porque no apelaría a la madurez política del individuo sino a su insuficiencia, como el defecto que corrige el representante Mitchell.


No comments:

Post a Comment